Intervención de la Directora General de Cooperación Internacional, Lic. Ana Ciuti.
Lunes 16 de mayo.
Estimado Señor Presidente:
En nombre de la República Argentina, agradezco la oportunidad de intervenir en esta Sesión del Comité de Alto Nivel sobre Cooperación Sur-Sur.
La Argentina le da la bienvenida y felicita a usted, Sr. Presidente y a la Oficina de las Naciones Unidas para la Cooperación Sur-Sur, por la realización de este importante evento y por los progresos realizados que han permitido incluir a la Cooperación Sur-Sur (CSS) y Triangular en todos los debates que tienen lugar en las Naciones Unidas, entendiendo que es el foro por excelencia en el cual todos los países miembros se ven representados y contemplados.
Reconocemos los esfuerzos de la Oficina en la promoción de los principios de la Cooperación Sur-Sur y Triangular, en el seguimiento y ejecución de todos los programas de cooperación y en las iniciativas operacionales de las Naciones Unidas para hacer frente a los problemas de desarrollo de los países.
La República Argentina considera necesario debatir el futuro de la Cooperación Sur-Sur, así como favorecer el diseño de esquemas de cooperación, en el marco de la nueva Agenda, y particularmente en relación con el objetivo 17 , relativo a fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo Sostenible”, y sus metas asociadas.
La colaboración del Sistema de Naciones Unidas, y particularmente de la UNOCCS, es de vital importancia para poder constituir a la Cooperación Sur-Sur en un medio de implementación efectiva en la consecución de los ODS y para que los países puedan explorar alternativas para incorporar la cooperación Sur-Sur y Triangular como parte de sus estrategias y avanzar así en el cumplimiento de la Agenda 2030.
La República Argentina considera necesario debatir el futuro de la CSS, así como favorecer el diseño de esquemas de cooperación que permitan el mutuo fortalecimiento, eliminando la noción de dependencia de la Cooperación Norte Sur.
Y en este sentido, siendo que el financiamiento es uno de los medios de implementación necesarios para la consecución en los países en desarrollo de los ODS - y teniendo algunos de los temas sobresalientes acordados en la Tercera Conferencia Internacional sobre Financiamiento para el Desarrollo de las Naciones Unidas tuvo lugar en Addis Abeba y los compromisos previos asumidos por la Comunidad Internacional- cabe recordar aquí, el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas (principio 7 Río + 20) y el compromiso histórico que los países desarrollados tienen con el desarrollo económico- social de los países en desarrollo de destinar el 0,7 de su PBI para la Asistencia Oficial para el Desarrollo (ODA);
En referencia con las definiciones operativas presentes en el documento SSX/19/3 : “ marco de directrices operacionales…” y con el contenido del documento SSC/19/1: Exámenes de los progresos…”
Nuestro país considera la necesidad de avanzar en la discusión en torno a una definición operativa de la CSS que permita diferenciar con mayor precisión qué practicas deberían considerarse dentro de la CSS y cuáles no. No existe por el momento una definición acabada al respecto. Entendemos que “Comercio”, “Inversión”, “Finanzas”, son fenómenos de otra naturaleza; si bien ciertas prácticas ligadas a estos, tales como ayuda al comercio, capacitaciones para reducir asimetrías, intercambio de tecnología apropiada, entre otras, si pueden ser consideradas ejemplos de “ Capacity Buldings”, tales como fueran definidas en Rio +20, y entrar en la consideración.
En esta línea, es necesario también avanzar en la definición de un léxico propio de la CSS que refleje los principios compartidos y las prácticas distintivos presentes bajo esta modalidad.
Por otro lado, si el objetivo principal del documento es establecer las directrices para delinear en qué forma las Naciones Unidas van a apoyar a la CSS y triangular, se debe procurar centralizar este debate, ya que el mismo se encuentra actualmente atomizado, lo cual ha llevado a diversas concepciones, conceptuales y operativas.
En relación al Documento SSC/19/1: “Exámenes de los Progresos”:
Es una prioridad contar con el apoyo del Sistema de Naciones Unidas, en función de que los países en desarrollo puedan ampliar su acceso a los conocimientos y experiencia de otros países del Sur e identificar posibles asociados interregionales, que permitan la conformación de alianzas estratégicas de CSSYT. Por eso, celebramos lo destacado en el documento relacionado con potenciar la UNOCCS, como fuente de conocimientos especializados en esta materia.
Por otra parte, cabe tener presente que existe una tendencia por parte de los diversos organismos del SNU a tomar casos aislados de experiencias relevadas como CSS ( aunque sean desarrolladas por la sociedad civil o entes del sector privado) y tratar de extraer a partir de ellos conclusiones generales o soluciones aplicables.
Entendemos que otro desafío que se nos presenta, tiene que ver con la valorización y medición de la CSSYT. Aún no contamos con herramientas lo suficientemente desarrolladas que permitan dimensionar, medir y evaluar de qué manera los conocimientos, saberes, tecnologías o técnicas que se comparten a través de asistencias técnicas, y que forman parte fundamental de este tipo de cooperación, contribuye al desarrollo de los países. Consideramos que la valorización económica de la CSS debe ser complementada mediante un abordaje cualitativo que permita evaluar aquellas prácticas distintivas sobre la que se asienta este tipo de cooperación, sin tomar como referencia únicamente su valor económico.
Asimismo, se coincide con la visión planteada en el documento sobre las posibilidades de mejorar la coherencia y la coordinación en todo el sistema en materia de CSS. En este punto es necesario destacar la firme convicción que nuestro país tiene y sostiene respecto al rol protagónico y de liderazgo que el Estado debe tener en la tarea de fomentar las alianzas entre múltiples actores, y en la promoción de alianzas eficaces en las esferas pública, público-privada y de la sociedad civil, aprovechando la experiencia y las estrategias de obtención de recursos de las asociaciones (ODS 17 y metas asociadas). Esta concepción debe ser tenida en cuenta a la hora de incorporar nuevos actores a la CSS. Creemos que estos actores no deberían tener una agenda propia por fuera de la impronta que los Estados decidan imprimirle a la CSS.
Asimismo, tenemos el desafío de poder lograr una mejor y más efectiva articulación entre los Organismos de Naciones Unidas, en el marco del MAGNUD, con el Estado Nacional. Los Estados tenemos el desafío de integrar y adaptar los Objetivos, metas e indicadores de la Agenda 2030 al contexto y a las prioridades de desarrollo nacionales. El apoyo de la Oficina, en este sentido, será fundamental para pode promover al interior de instituciones este desafío. No alcanza con incluir estos puntos en los planes y programas; debemos dar un pase más y encontrar soluciones operativas que permitan dar respuestas prácticas a estas cuestiones.
Particularmente, debemos mejorar la coordinación entre el SNU y los Estados en materia de Cooperación Sur-Sur. En esta línea, celebramos también las propuestas presentes en el Documento SSC/19/2, de generar mecanismos que permitan avanzar en políticas integradas y mejorar la coordinación y coherencia del apoyo del SNU a la CSSYT. De todos modos, es preciso adoptar medidas para incrementar la financiación de actividades para extender la capacidad en dar respuesta a las diferentes solicitudes y necesidades de los Estados.
Teniendo en cuenta lo expresado anteriormente, y adelantándonos al debate temático sobre “CSSYT”, entendemos que el SNU debe convertirse en un canal activo a partir del cual fomentar la Cooperación Triangular, y en un catalizador de esfuerzos para que los países desarrollados puedan aportar recursos en esta práctica, como medio innovador para cumplir con sus compromisos históricos. La consecución de los ODS dependerá también de la combinación adecuada de capacidades y recursos nacionales e internacionales. En este sentido, se deben promover esquemas de trabajo que integren a los diferentes actores de la cooperación internacional aprovechando el enorme potencial que posee la cooperación triangular para abordar los desafíos del desarrollo. El trabajo conjunto entre la Cooperación Sur-Sur y los cooperantes tradicionales y/u organizaciones internacionales competentes mediante la cooperación triangular, es un mecanismo que permite maximizar el impacto y la eficacia de las acciones de cooperación sumando el aporte de experiencia y sistematización, así como recursos humanos y financieros, propios de la cooperación tradicional. Dentro de este esquema de trabajo pueden encontrarse diferentes modalidades y la participación de múltiples actores, tanto nacionales como internacionales. Los organismos regionales y multilaterales constituyen ámbitos privilegiados para generar esquemas de este tipo.
Asimismo, en el marco de la sistematización, recopilación, análisis y difusión sobre la composición y las tendencias de la CSST, teniendo en cuenta el ODS 17, debería considerarse incluir las experiencias de alianzas públicas privadas. La generación de sinergias y complementariedades con el sector privado contribuye a potenciar las capacidades y los resultados de la cooperación, sin embargo se conoce poco sobre las experiencias realmente existentes y sería de gran utilidad poder conocer las lecciones aprendidas y dificultades suscitadas en los proyectos ya implementados.
La Cooperación Sur-Sur se ha constituido en una herramienta eficaz para el intercambio de asistencia entre países en desarrollo, en una tendencia de creciente impacto en el desarrollo económico y social de los distintos actores en esta herramienta. Es importante resaltar que dicho dinamismo se ha venido beneficiando tanto por la perfomance económica de algunos países del sur, como por su permanente solidaridad.
Sin embargo, en algunos de los países que han experimentado un notable crecimiento económico, esta situación se ha visto acompañada por la persistencia de la pobreza, el aumento de la desigualdad en la distribución del ingreso, la exclusión social, la incapacidad para hacer frente nuevos desafíos en materia demográfica así como para lograr el acceso universal a la atención de la salud, limitaciones debidas en gran medida a condiciones macroeconómicas sistémicas, que resultan particularmente visibles en los países de renta media.
En este sentido el debate en torno a la categoría de “Países de Renta Media” (PRM) adquiere particular importancia para los países en desarrollo en general, teniendo en cuenta que esta categorización define la lógica que rige la agenda de cooperación internacional actual y que tiene consecuencias directas en materia de la cooperación al desarrollo que nuestros países pueden recibir y ofrecer. Nuestro país viene sosteniendo en los distintos foros que considera inadecuada la categoría de PRM, nacida a la luz de las clasificaciones de los organismos multilaterales de crédito para aplicar a las deudas de los países para medir el desarrollo de las naciones y sus obstáculos al desarrollo, nacido a la luz de las clasificaciones de los organismos multilaterales de crédito para aplicar a las deudas de los países.. La categorización en debate no refleja la complejidad y la heterogeneidad de los países así calificados, y no toma en cuenta las brechas aún existentes dentro de muchos de estos países, penalizando el desarrollo. Pensamos que el SNU, es el ámbito propicio, desde el cual promover un sistema de cooperación que incluya a todos los actores, y que incorpore a los PRM. Los países en desarrollo debemos aunar nuestros esfuerzos e insistir sobre la necesidad de adoptar un enfoque alternativo para conceptualizar el Desarrollo. En el marco de la nueva Agenda, se debe tomar en cuenta el importante papel que los países en desarrollo, a pesar de estas limitaciones, vienen desempeñando en el apoyo a naciones menos favorecidas a través de Cooperación Sur-Sur, un esfuerzo que debe ser reconocido por la comunidad internacional. Vale recordar aquí la referencia explícita que Río +20 hace a la CSS y CT en el contexto de “transferencia de conocimientos y la asistencia técnica para la creación de capacidades”, estableciendo un compromiso con los “medios de implementación” que deberían proveerse para la consecución de los ODS.
SALUDO FINAL
En tal sentido, llamo a la implementación eficaz de los documentos de la Cooperación Sur-Sur por parte de los Fondos y Programas Especiales de las Naciones Unidas, así como a la adopción de medidas concretas de apoyo general a la Cooperación Sur-Sur y a la Cooperación Triangular, para ayudar a los países en desarrollo (a su solicitud y bajo su liderazgo), maximizando los beneficios y el impacto de la cooperación Sur-Sur y triangular.