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Amenazas a la paz y la seguridad internacionales causadas por actos terroristas (24 de Septiembre)

Presidenta Fernández de Kirchner:

Saludo a todos y a cada uno de los mandatarios que
integran este Consejo de Seguridad.
Vengo con algunas certezas, y con algunos interro‑
gantes también, a participar en esta reunión del Conse‑
jo, sin lugar a dudas para aprobar la resolución que he‑
mos acordado (resolución 2178 (2014)), pero sin lugar a
dudas también para condenar decidida y definitivamen‑
te el terrorismo. Mi país, la República Argentina, junto
con los Estados Unidos de Norteamérica, son los dos
únicos países del continente americano que han sido ob‑
jeto de salvajes atentados terroristas. En 1992 se voló la
Embajada de Israel en Buenos Aires, y en 1994, la sede
de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA).
A partir de allí también tengo muchos interro‑
gantes porque, con todo esto que está sucediendo —el
fenómeno que apareció ahora, el Estado Islámico del
Iraq y Al-Sham (ISIS), algo desconocido el año pasa‑
do— es como que, desde 1994, cuando sucedió eso en
la Argentina, en aquel momento, tanto en mi país como
en el mundo, se decía que Hezbollah había sido el res‑
ponsable de la voladura de la AMIA. Hoy Hezbollah
es un partido en el Líbano. Luego, en el año 2006, la
justicia de mi país, a raíz de la creación de una unidad
fiscal especial, impulsada por el Presidente Kirchner
para investigar a fondo el atentado que se había produ‑
cido en 1994 —este año hace 20 años que se produjo
ese atentado, sin que todavía se haya podido juzgar a
los culpables— y a partir de la investigación que rea‑
lizó ese Fiscal, el juez de la causa decidió imputar a
ciudadanos iraníes, a ocho ciudadanos iraníes que vi‑
ven en Teherán. A partir de allí, el Presidente Kirchner
primero, y quien les habla después, desde el año 2007
hasta el año 2012, pedimos en cada una de las sesiones
de la Asamblea que se celebraron aquí, en las Naciones
Unidas, la cooperación de la República Islámica del Irán
para poder interrogar a esos acusados. Es más, ofreci‑
mos alternativas, como en el caso Lockerbie, como un
tercer país donde pudieran ser juzgados. Finalmente, en
el año 2012, el Canciller iraní nos propuso una reunión
bilateral, y a partir de allí se formuló, en el año 2013,
un memorándum de entendimiento para la cooperación
judicial entre ambos países, con el único objeto de que
los ciudadanos iraníes pudieran prestar declaración ante
el juez, porque en el sistema judicial argentino no existe
la condena en ausencia. Deben ser interrogados y de‑
ben ser juzgados, lo cual contribuye a la vigencia de la
Constitución y de los derechos fundamentales. A partir
de la firma de ese convenio, tanto dentro de mi país
como en organizaciones de la comunidad que siempre
nos habían acompañado en el reclamo de cooperación
contra la República Islámica del Irán, nos acusaron de
que estábamos concertando acuerdos con los iraníes, y
cuando se nos reclamaba por qué reclamábamos la coo‑
peración del Estado del Irán, realmente surgió la duda
de si lo hacíamos con la intención realmente de lograr
esa cooperación o de crear un casus belli.
También en este país, fundamentalmente los deno‑
minados fondos buitres, hicieron un formidable lobby
ante el Congreso americano. Esto puede encontrarse
en los sitios Web del equipo de tareas sobre los fon‑
dos buitre, donde ponían fotos mías con el Presidente
Ahmadinejad, del denominado Estado terrorista islámi‑
co hasta el año pasado, pues parecía ser que era conde‑
nable firmar un memorándum de entendimiento sobre
cooperación judicial.
Con sorpresa realmente —pero no con disgusto,
porque nada que sea diálogo puede ser malo— nos en‑
teramos de que durante el fin de semana el jefe del De‑
partamento de Estado de los Estados Unidos se había
entrevistado con su par iraní en un conocido hotel de
esta ciudad a fin de abordar el problema del ISIS —
como se sabe, son sunitas, y quienes gobiernan el Irán
son chiitas— para ver qué grado de cooperación o de
avances respecto del programa nuclear se podría lograr,
y entonces observo un discurso mucho más amigable,
amistoso, de parte de quienes el año pasado eran acusa‑
dos, junto con nosotros, de haber hablado con ellos, de
ser terroristas.
No me parece mal el diálogo, y bienvenido sea;
creo que el diálogo siempre es bueno entre las nacio‑
nes. La pregunta que me hago es sobre aquel atentado
de 1994, pasando por el atentado contra las torres ge‑
melas, cometido por Al-Qaida, ideado y plasmado por
Osama bin Laden, que tampoco surgió como un hongo
después de la lluvia. Osama bin Laden fue entrenado
junto a los talibanes para enfrentar a Rusia durante la
Guerra Fría. El Afganistán es ese extraño país del que 
solamente salió vivo Alejandro Magno, como digo yo.
También luego surgió la famosa Primavera Árabe, en la
cual aparentemente todos eran luchadores de la liber‑
tad. A partir de la Primavera Árabe iban a surgir nuevas
democracias, y resulta ser que muchos de los luchado‑
res de la libertad de la Primavera Árabe resultaron ser
fundamentalistas que recibieron entrenamiento militar
en esos momentos y hoy están combatiendo en el ISIS y
reclutando a jóvenes.
Quisiera aclarar al Consejo, como nota de color,
que también he sido amenazada por el ISIS. En mi país
se está investigando en la justicia una amenaza que so‑
bre mi persona ha hecho el ISIS. Yo realmente no creo
mucho que el ISIS se ocupe de la Presidenta de la Repú‑
blica Argentina. Sinceramente lo creo así. Los motivos
por los cuales han dicho que me han amenazado, o que
van a atentar contra mi vida, son mi amistad con el Papa
Francisco y el hecho de que reconozco y propugno la
existencia de dos Estados, el Estado de Palestina y el Es‑
tado de Israel, para que puedan convivir pacíficamente.
He anotado acá algunas preguntas que me surgen,
porque también en el interregno de todo esto había apa‑
recido Saddam Hussein con armas químicas en el Iraq,
con el cual se libró una batalla. Finalmente, se terminó
con Saddam Hussein, y luego el Iraq se fue complicando
cada vez más. Es como que el mundo se va complicando
cada vez más y que el escenario que teníamos el año
pasado, cuando parece ser que lo más importante era el
Irán y su amenaza nuclear, ahora ya ha dejado de ser y
ha pasado a ser el ISIS, unos nuevos terroristas. No sa‑
bemos quién les compra el petróleo, no sabemos quién
les vende las armas, no sabemos quién los ha entrenado,
porque obviamente manejan recursos económicos, ma‑
nejan recursos armamentísticos y manejan recursos de
difusión francamente cinematográficos. Eso me lleva a
plantear interrogantes acerca de qué es lo que está pa‑
sando y fundamentalmente cómo hacemos para comba‑
tir con eficacia el terrorismo. Es evidente que, en cuanto
a la respuesta militar, obviamente hay que defenderse
frente a la agresión; sin lugar a dudas, nadie lo pone en
cuestión. Sin embargo, está claro que la forma en que se
ha venido combatiendo el terrorismo no es la adecua‑
da, porque cada vez se complica más, cada vez son más
grupos, cada vez son más violentos, cada vez cuentan
con más poder.
La lógica indica que, si yo estuve observando una
determinada metodología para combatir un problema
y ese problema, en lugar de desaparecer o disminuir,
aumenta y se agrava, al menos tengo que revisar la me‑
todología que estoy llevando adelante porque algo no
está andando bien. No digo que tenga la verdad revelada
acerca de lo que hay que hacer, no digo que tenga la
certeza absoluta de cómo hay que hacerlo; lo que sí sé es
que hay un viejo dicho en mi país que dice que lo único
que no se puede hacer con los caníbales es comérselos.
Me parece que lo más importante es que entenda‑
mos que la lógica del terrorismo es la de lograr una re‑
acción exactamente simétrica en violencia y en ataque
para justificar en crédito de sangre permanente, porque,
por cada uno, van dos, y si le mataron dos, son tres, y si
le mataron tres, son cuatro. Es el crédito de sangre per‑
manente, más en un marco —el Medio Oriente— donde
se sigue sin reconocer al Estado de Palestina, donde he‑
mos visto el uso desproporcionado de la fuerza contra
la población civil en Palestina y donde no hemos visto
caer a ninguno de los líderes que tiraban cohetes para el
otro lado. Al contrario, hemos visto morir niños, muje‑
res y ancianos inocentes. Esto sigue alimentando cada
vez más a estos grupos.
Por eso digo que, más allá de esta resolución 2178
(2014) —que compartimos y que aprobamos— de ayu‑
dar y de acompañar, sinceramente sería muy falsa y muy
cínica si viniera a decirles acá que estamos acertando
en el método. Me parece que la situación en el Medio
Oriente tiende absolutamente a complicarse.
Es más, como miembro del Grupo de los 20, el año
pasado en San Petersburgo —no tan lejos, fue noviem‑
bre si mal no recuerdo, todavía no hace un año—, se
consideraba la posibilidad de que el gran enemigo era
el Gobierno de Siria y los que lo combatían eran los
luchadores de la libertad. Se ha descubierto que mu‑
chos de los luchadores de la libertad ahora forman parte
del ISIS. Entonces, ¿quiénes eran los que alimentaban
a los opositores y les daban armas y recursos, como lu‑
chadores de la libertad? Creo que hay que replantearse
un montón de cosas, sobre todo aquellos que, por su‑
puesto, cuentan con mucha más información de la que
cuento yo, como Presidenta de la República Argentina.
Mi país no produce armas ni vende armas. Al con‑
trario, tenemos que comprar petróleo, porque nos falta
energía, aunque tenemos un gran yacimiento que nos
convertirá, en el futuro, en grandes proveedores. No sé
si alegrarme cuando digo esto, porque cada país que tie‑
ne gas y petróleo tiene grandes problemas. Pero lo cierto
es que somos un país que no produce armas, somos un
país que compra energía, somos un país que no cuenta
con toda la información con que cuentan las grandes
Potencias. Pero muchas veces creo que, además de con‑
tar con información, hay que entender lo que pasa en 
cada sociedad y en cada pueblo y tratar de ver cuáles
son los instrumentos más adecuados para combatir en
serio al terrorismo. Porque no sería nada extraño que el
año que viene, el año 2015, haya desaparecido el ISIS
y haya aparecido cualquier otro grupúsculo de algún
nombre extraño con actitudes todavía más virulentas y
más violentas, y, finalmente, no hagamos nada más que
profundizar.
Para finalizar, creo que una cuestión también fun‑
damental en esta lucha es el respeto por los derechos
humanos. Lo hablamos desde un país que sufrió una
dictadura genocida sin precedentes y en el que también
actuó una justicia sin precedentes. Acá no hubo necesi‑
dad de hacer un tribunal de Núremberg ni de recurrir
a juzgar a los dictadores al Tribunal de La Haya. Fue
la propia Argentina, nuestro propio sistema judicial, el
que enjuició y condenó a quienes habían sido responsa‑
bles inclusive de la muerte de ciudadanos y ciudadanas
francesas, como las monjas francesas, o de ciudadanas
suecas, también desaparecidas, con lo cual creemos que
tenemos algunos antecedentes para poder hablar de la
necesidad de que esta lucha se lleve a cabo en un marco
de juridicidad y de respeto a los derechos humanos que
nos garantice precisamente no seguir retroalimentando
al monstruo.