Intervención del Representante Permanente de la República Argentina, Embajador Martín García Moritán
6 de mayo de 2016
Muchas gracias Señor Presidente.
En primer lugar, quisiera agradecer la organización de esta Conversación de Alto Nivel sobre un tema que ha sido de actualidad durante muchos siglos.
Las Naciones Unidas ha comenzado a abordar esta cuestión no sólo a través de la Asamblea General, sino también mediante la Alianza de Civilizaciones, cuyos objetivos mi país apoya firmemente, en tanto experiencia única en el ámbito de la afirmación de la diversidad cultural y religiosa como factor de paz y de desarrollo en el seno de nuestras sociedades y entre ellas.
La Alianza posee un enorme valor ya que nos permite poner de relieve nuestras diferencias culturales y religiosas sin entenderlas como limitaciones sino como facilitadores de nuestro trabajo mancomunado en aras de un mundo más justo, próspero y seguro. Es por ello que en un mundo crecientemente complejo, sus cuatro pilares: la juventud; la educación; las migraciones y los medios de comunicación, son ejes prioritarios a la hora de trabajar a favor de la cultura de la integración social, la pluralidad cultural y el respeto interreligioso. Implementar líneas de acción globales, regionales y nacionales a partir de estas cuatro dimensiones no sólo nos acerca hacia el objetivo de sociedades inclusivas sino que también nos permite contar con más y mejores herramientas para enfrentar los desafíos que ella conlleva.
Señor Presidente,
Particularmente en lo relativo al tema para el cual fue convocada esta Conversación de Alto Nivel, resulta pertinente citar al Papa Francisco, al conmemorar los 50 años de la Declaración “Nostra Aetate”, cuando señaló que: “Es importante continuar con un diálogo interreligioso abierto y respetuoso, que ayude a conocerse más y afrontar juntos muchos de los problemas que afligen a la humanidad, como el servicio a los pobres, a los excluidos, a los ancianos, la acogida a los emigrantes, el cuidado de la creación, así como asegurar a todas las personas una vida más digna”.
La presencia en el día de hoy de referentes de las diferentes religiones muestran una vez más el valor del diálogo interreligioso y su aporte a la paz, en un marco apropiado como son las Naciones Unidas, que fueron creadas para salvar a las generaciones futuras del flagelo de la guerra.
Señor Presidente,
Me gustaría destacar el rol de la juventud como un valioso actor social para alcanzar la integración de nuestras comunidades, tanto a nivel nacional como global. En ese sentido, la educación es clave para integrar a nuestras sociedades, especialmente a los jóvenes. En la Argentina, ha sido precisamente la educación el componente que ha permitido integrar a las diversas culturas que nos forman como nación, independientemente de la fe que profesen o el lugar de dónde provengan, sin perder por ello sus propias identidades. Asimismo, la educación ha permitido favorecer el aprendizaje y la difusión de valores que se basen en el respeto por las diferencias y el pluralismo.
En línea con lo anterior, las sociedades que imaginamos no pueden carecer de una visión amplia sobre las migraciones y los migrantes. La Argentina, una nación que se ha formado a la luz de diversas corrientes migratorias provenientes de los cuatro puntos cardinales, ha podido cimentar su desarrollo en el respeto irrestricto de los derechos de todas aquellas personas que han decidido habitar su suelo. Es en la plena aceptación de sus culturas, historias y religiones que la Argentina ha logrado afianzar los pilares que nos sostienen como nación.
En cuanto a los medios de comunicación, constituyen una herramienta clave para impulsar la integración y el respeto cultural, religioso y social. Los medios, especialmente las nuevas tecnologías, nos permiten trascender barreras geográficas y temporales que hasta hace unas pocas décadas nos parecían inalterables.
Señor Presidente,
Para finalizar quisiera remarcar que la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible nos llama a fomentar el entendimiento entre distintas culturas, la tolerancia, el respeto mutuo y los valores éticos de la ciudadanía mundial y la responsabilidad compartida, teniendo presente que todas las culturas y civilizaciones pueden contribuir al desarrollo sostenible y desempeñan un papel crucial en su facilitación.
Muchas gracias.