Quisiera agradecer a
la Representante Especial del Secretario General para
Haití, Embajadora Sandra Honoré, la presentación del
informe del Secretario General (S/2014/617) sobre la
Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en
Haití (MINUSTAH), y reconocer su trabajo y los resul‑
tados que va logrando a medida que contribuye a forta‑
lecer el diálogo y las instituciones de Haití.
Permítaseme también agradecer la presencia del
Representante Permanente de Haití y su activa delega‑
ción. Asimismo, quisiera agradecer la labor del Tenien‑
te General Jaborandy como Comandante de la Fuerza
de la MINUSTAH y al Comisionado de Policía saliente,
Luis Carrilho.
Cuando el Consejo consideró la situación en Haití
en el mes de marzo de este año (véase S/PV.7147), nos
congratulamos por la conclusión de un acuerdo históri‑
co alcanzado entre haitianos y haitianas, bajo la coor‑
dinación de la Conferencia Episcopal. En esa oportu‑
nidad, la perspectiva de la realización de las elecciones
parciales, legislativas y locales parece hoy estar menos
definida. Por ello, confiamos en que todos los actores
políticos haitianos continuarán trabajando en la cons‑
trucción de los acuerdos necesarios para que dichas
elecciones se celebren en el transcurso del año 2014 y
que los comicios sean libres, justos y transparentes.
Respecto del informe del Secretario General, qui‑
siera hacer dos observaciones con miras a la renovación
del mandato de la MINUSTAH, que el Consejo debe
aprobar antes del próximo 15 de octubre. En primer lu‑
gar, nos preocupa la aceleración del horizonte temporal
para decidir sobre el futuro de la Misión. Hasta hace
unos meses, teníamos un escenario que incluía un plan
de consolidación, con cuatro indicadores sobre la base
de los cuales se medía el progreso, y cinco opciones pre‑
sentadas por el Secretario General para ser aplicadas a
partir del mes de julio de 2016. Sin embargo, el infor‑
me actual abandona ese escenario y propone una opción
diferente para que la Misión tenga una nueva configu‑
ración a partir de marzo de 2015. Nuestra preocupación
fundamental es que esta aceleración de los tiempos no
parece estar relacionada con la situación de Haití, sino
con factores externos y consideraciones presupuesta‑
rias. De otra manera, no nos queda claro qué es lo que
cambió en Haití para que se pueda recomendar la ace‑
leración del proceso de esta manera. En particular, nos
preocupa que el Consejo tome una decisión sobre el fu‑
turo de Haití en octubre de 2014, antes de la realización
de las elecciones.
Nos parece que es importante que se proceda con
cautela y que se tomen las decisiones sobre la base de las
condiciones sobre el terreno para permitir que culmine
con éxito la única operación de mantenimiento de la paz
desplegada en el continente americano. Por eso, enten‑
demos que la situación política y de seguridad en Haití
no ha mejorado tan notoriamente como para favorecer
una reducción acelerada y abrupta del nivel de tropas
como la propuesta en el informe del Secretario General.
Asimismo, nos preocupa el cambio en el mandato de la
Misión que se propone porque no queremos que esta se
convierta en una brigada de intervención.
Al igual que otros países de nuestra región, cree‑
mos que se debe mantener el mandato de la Misión como
está y considerar las opciones para reconfigurarla a par‑
tir de 2015. En ese sentido, consideramos que cualquier
decisión sobre el futuro de la MINUSTAH debe estar
estrechamente relacionada con la mejora efectiva de las
capacidades operativas y el incremento de los recursos
de la Policía Nacional de Haití, que es la fuerza que de‑
berá hacerse cargo de la seguridad tras el retiro de la
comunidad internacional.
Este año se cumplen diez años del establecimiento
de la MINUSTAH por parte del Consejo. Esta Misión,
en la que la mayoría del componente militar proviene de
países de nuestra propia región, ha realizado una contri‑
bución esencial a la estabilidad y la seguridad de nues‑
tro hermano país. Sin embargo, en estos diez años, Haití
ha atravesado por situaciones muy difíciles, incluido el
devastador terremoto de 2010, que pusieron en jaque los
logros alcanzados y presentaron desafíos adicionales a
lo que hubiera sido, de otra manera, un ritmo sostenido
de progreso ininterrumpido.
Entendemos que la MINUSTAH no debe permane‑
cer en Haití más tiempo del que sea necesario, siempre
que sea requerida por el Gobierno democrático haitiano.
Al mismo tiempo, creemos que es importante aprender
las lecciones del pasado y tener presentes las experiencias
de los retiros apresurados que nos obligaron a regresar.
Estamos convencidos de que el Consejo podrá encontrar
el equilibrio adecuado para mostrar que es posible que
una misión de las Naciones Unidas sea exitosa, trabajan‑
do con el pueblo y el Gobierno del país de que se trate
para cumplir sus objetivos, que son la democracia, los
derechos humanos, la seguridad y la paz.