Sr. Presidente: Quiero
resaltar su presencia en este debate porque refleja la im‑
portancia que tiene este tema para este Consejo de Se‑
guridad. Esta importancia ha sido puesta de relieve por
la delegación del Reino Unido bajo su Presidencia y bajo
el liderazgo de esta delegación del Embajador Sir Mark
Lyall Grant, a quien reiteramos nuestro respeto.
Agradecemos los informes presentados por el Re‑
presentante Especial del Secretario General para la Re‑
pública Democrática del Congo y Jefe de la Misión de
Estabilización de las Naciones Unidas en la República
Democrática del Congo (MONUSCO), Sr. Martin Ko‑
bler; por la Enviada Especial del Secretario General para
la Región de los Grandes Lagos, Sra. Mary Robinson,
y por el Ministro de Defensa de Angola, Sr. João Ma‑
nuel Gonçalves Lourenço, en su calidad de Presiden‑
te de la Conferencia sobre la Región de los Grandes
Lagos. Hago propicia esta oportunidad para resaltar el
liderazgo y valorar el excelente trabajo realizado por la
Sra. Robinson y desearle a su sucesor, el Sr. Said Djin‑
nit, el mejor de los éxitos en esta nueva y enorme res‑
ponsabilidad. También quiero saludar a los Ministros
aquí presentes de la República Democrática del Con‑
go, a la Ministra de Sudáfrica y al Ministro de Uganda.
Recordamos que cuando la Argentina ingresó al
Consejo de Seguridad, en enero de 2013, el Movimiento
23 de Marzo (M23) venía de lanzar su ofensiva contra el
Gobierno de la República Democrática del Congo. Ha‑
bía tomado la ciudad de Goma y controlado una porción
significativa del territorio del país, al costo de un alto
número de personas desplazadas, numerosas víctimas
como consecuencia de las hostilidades y el reiterado su‑
frimiento prolongado en los campamentos de refugia‑
dos. Mucho es lo que se ha avanzado desde entonces.
Con la ayuda de la MONUSCO y de los asociados in‑
ternacionales, en particular de los países de la región,
el M23, tal como dijo el Sr. Kobler, ha sido derrotado,
y la República Democrática del Congo ha logrado im‑
portantes avances en el campo de la seguridad y de la
reconciliación y hacia la reconstrucción de un estado
de derecho donde se respeten y promuevan los derechos
humanos de todos.
En relación con el período reportado, saludamos
los progresos alcanzados respecto de la ampliación de
la autoridad estatal a la zona oriental de la República
Democrática del Congo. Destacamos en particular la
extensión, hasta el año 2017, del programa de estabili‑
zación y de reconstrucción de zonas libres de conflictos
armados, centrado ahora en la restauración de la autori‑
dad estatal en zonas anteriormente controladas por gru‑
pos armados, la facilitación del regreso de refugiados y
desplazados, la protección de los civiles, la lucha con‑
tra la violencia de género, la violencia sexual y sexista
y la promoción de la reconstrucción socioeconómica y
el desarrollo de la infraestructura del país. A pesar de
esos avances, las Fuerzas Democráticas Aliadas para
la Liberación del Congo, las Fuerzas Democráticas de
Liberación de Rwanda y otros grupos armados siguen
constituyendo una amenaza real para los esfuerzos de
pacificación del país, con los que es preciso terminar.
Por ello, llamamos a la MONUSCO para que continúe
con sus actividades de apoyo a las fuerzas armadas de
la República Democrática del Congo, al mismo tiempo
que se promueven el desarme y la desmovilización de
los miembros de los grupos rebeldes.
A la Argentina le preocupa la falta de avance re‑
portada en la reforma del sector de la seguridad y,
particular, en la formación de una fuerza de reacción rá‑
pida que asuma las responsabilidades que actualmente
desempeña la Brigada de Intervención de la MONUSCO.
La formación de esta fuerza por la República Demo‑
crática del Congo es una obligación que emana de las
resoluciones 2098 (2013) y 2147 (2014) de este Consejo,
para reemplazar a la Brigada de Intervención, la cual,
la Argentina quiere recordar, fue creada con carácter
excepcional, atendiendo a las singulares circunstancias
por las que atravesaba el país.
En relación con la situación humanitaria y los
derechos humanos, las estadísticas que dan cuenta de
los avances registrados, por ejemplo, en el porcentaje
de la población internamente desplazada, son de poco
consuelo para los 2,6 millones de personas que se en‑
cuentran en esa situación, situación que exige no una
respuesta militar sino política, basada en el diálogo y la
confianza, el estado de derecho y la inclusión social. Por
ello resultan fundamentales la decisión de las autorida‑
des de la República Democrática del Congo y los acuer‑
dos regionales para políticas de desarrollo sustentable
en lo económico, social y ambiental, que contribuyen
a erradicar la pobreza y garantizar la inclusión social
sin discriminación. Reitero: no se trata de militariza‑
ción, sino de cooperación de la comunidad internacio‑
nal, principalmente la cooperación Sur-Sur, basada en
los principios de solidaridad, igualdad y apropiación
nacional sin condicionalidades. Son caminos valiosos
y estratégicos que hay que profundizar, sin duda, no
dejando de lado ni desconociendo la importancia de la
cooperación triangular y de la cooperación Norte-Sur.
Veo que la luz titila pero, sin embargo, no puedo
dejar de decir que nos preocupa la lucha contra la impu‑
nidad y nos hacemos cargo de contribuir a ella.
Sr. Presidente: Un tema que también a usted le pre‑
ocupa es el de las violaciones graves y abusos de los de‑
rechos humanos, incluidas las violaciones y los secues‑
tros que vienen cometiendo no solo los grupos armados,
sino también las fuerzas de seguridad congoleñas. Esto
debe terminar. Los secuestros múltiples de mujeres y
niñas cometidos con fines de esclavitud sexual, inclui‑
das las torturas y la humillación sexual en la región de
Okapi, en el este del país en estos últimos días, por un
lado, no pueden quedar impunes y, por otro lado, deben
ser erradicados. Urgimos al Gobierno de la República
Democrática del Congo a investigar y hacer justicia res‑
pecto de los responsables de dichos actos y, al mismo
tiempo, a fortalecer las políticas de prevención y protec‑
ción de los derechos humanos, especialmente de las mu‑
jeres y de la niñez. Nos hacemos eco del llamamiento de
la Representante Especial del Secretario General para
los Niños y los Conflictos Armados, quien el 21 de julio
presentó su quinto informe sobre la República Demo‑
crática del Congo. Quisiera decir solamente que reco‑
nocemos que ya se ha conseguido liberar a cientos de
niños, pero que esto no basta. Liberar a cientos de niños
para que sean niños y no soldados debe exigirnos tam‑
bién a nosotros profundizar nuestra cooperación para
que los más de 4.000 casos actuales de reclutamiento y
uso de niños y niñas por grupos armados y fuerzas de
seguridad encuentren una solución que consista en el
efectivo ejercicio de los derechos de la infancia.
Para terminar, diré que la Argentina considera prio‑
ritario que mientras se sigue combatiendo esta amenaza
de los grupos armados, en primer lugar, el Gobierno de
República Democrática del Congo solucione las causas
profundas del conflicto mediante la aplicación de las re‑
formas que contiene el Marco para la Paz, la Seguridad
y la Cooperación en la República Democrática del Con‑
go y la Región. En segundo lugar, que todo sus firman‑
tes deban cumplir sus compromisos regionales, incluido
el respeto de la soberanía y la integridad territorial de
los países vecinos. Y, en tercer lugar, que nosotros, el
Consejo de Seguridad, continuamos acompañando este
proceso, pues la Argentina está convencida de que esta‑
mos trabajando, en este caso, constructivamente, en una
buena dirección, garantizando que la paz y la seguridad
puedan ser reconstruidas a través del estado de derecho
y la cooperación regional en la región de los Grandes La‑
gos y en la República Democrática del Congo.