|
REGRESAR

Reunión de Alto Nivel de la Asamblea General sobre Refugiados y Migrantes

Intervención de la Canciller Susana Malcorra

19 de septiembre de 2016

 

Estimados Jefes y Jefas de Delegación; Amigos y Amigas.

            Estamos aquí reunidos para buscar respuestas concretas frente a lo que se convirtió en la mayor crisis migratoria de nuestra historia reciente.

            Los movimientos migratorios no son un fenómeno nuevo. Hace un año reconocimos su importancia para el avance de las economías en los Objetivos de Desarrollo Sostenibles.

            Pero las imágenes de las que somos testigos en los últimos años nos duelen y preocupan a todos.

            Día a día recibimos noticias de miles de personas que sufren y mueren intentando salvarse de la violencia, la persecución y la pobreza.

            Frente a este escenario, no podemos ni debemos ser indiferentes. Es momento de actuar.

            En mi país, la Argentina, la inmigración fue desde el inicio uno de los principales motores de la economía, y marcó decididamente nuestra organización social, política, y cultural.

            Para los argentinos, la inmigración forma parte de nuestro ADN social.  Es difícil encontrar alguien de mi generación que no tiene un padre, un abuelo, un bisabuelo que haya venido de afuera, que haya migrado. Y muchos de ellos han migrado en un contexto de huir de guerras y de huir de hambre. Es decir, han sido refugiados.

            Convivimos pacíficamente cristianos, judíos y musulmanes. Somos una sociedad abierta, que se enriquece en su diversidad.

            Argentina tiene el mayor número de migrantes dentro de la región; miles de ciudadanos de Paraguay, Bolivia, Chile y Perú, se integraron perfectamente a nuestro país en los años más recientes.

            Es un orgullo saber que en un mundo donde abundan tendencias de fragmentación y conflicto, mi país es un ejemplo de tolerancia, de convivencia y sobre todo, de solidaridad.

            Porque, como bien dice el Secretario General, la crisis global de refugiados y migrantes es una crisis de solidaridad, no una crisis de números.

            Señor Presidente, recordemos el espíritu solidario que una vez más unió a estas Naciones.

            Hoy tenemos la oportunidad de ser parte de una solución conjunta a este problema.

            La Argentina tiene un importante compromiso en materia humanitaria. Hace más de 20 años que nuestros Cascos Blancos son reconocidos por esta Asamblea General por su valioso aporte.

            Y en este caso no tenemos una excepción. En el mes de mayo viajaron a El Líbano para brindar su ayuda en un campo de refugiados de Siria.

            Además, en Argentina funciona un Programa de Visas Humanitarias que facilita el ingreso de personas afectadas por el conflicto en Siria.

            Les aseguramos permiso de residencia y los mismos derechos civiles que tenemos todos los argentinos, para que puedan acceder a un trabajo y educación para sus hijos.

            Esta es una tarea que debe hacerse en equipo. Es con la ayuda de todos los sectores de la sociedad que vamos a poder alcanzar un desarrollo realmente inclusivo y plural.

            En la Argentina contamos con el apoyo de la importante comunidad sirio-libanesa, organizaciones de la sociedad civil e instituciones religiosas, que con su acompañamiento nos ayudan en este proceso.

            Señores, las personas no se convierten en refugiados por elección. Huyen porque sus vidas corren peligro. Huyen a pesar de saber que en la huida están corriendo peligro. 

            Las grandes transformaciones se hacen paso a paso.

            Por eso la ONU nos propone un horizonte hacia donde avanzar, y la Argentina está decidida a transitarlo con todos ustedes. Pueden contar con nosotros hoy y siempre.

            Muchas gracias.