“Paz y seguridad en África: los desafíos de la lucha contra el terrorismo en África en el contexto del mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales”
Intervención del Sr. Secretario de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Embajador Eduardo Zuain
Muchas gracias, Señor Presidente.
Es un honor y un privilegio tener al Presidente de la República de Togo presidiendo este debate. Su participación, Excelencia, así como la del Viceprimer Ministro y Ministro de Asuntos Extranjeros de Luxemburgo, del Ministro de Asuntos Extranjeros y Cooperación de Marruecos, del Vicecanciller de la República de Corea, así como de representantes de diversas organizaciones involucradas en la lucha contra el terrorismo en África, dan cuenta de la importancia y oportunidad del tema propuesto.
Asimismo, permítame agradecer por su intermedio al Secretario General, por su participación y por la exposición informativa que nos ha brindado.
Señor Presidente,
Como reconocemos en la Declaración de la Presidencia que venimos de adoptar, el terrorismo continúa planteando una seria amenaza a la paz y la seguridad internacionales, el disfrute de los derechos humanos y el desarrollo social y económico los Estados. En el caso del África en particular, el terrorismo socava su estabilidad y prosperidad por cuanto esta amenaza ha devenido más difusa y ha desarrollado mecanismos operativos cada vez más complejos en respuesta del incremento de la vigilancia de la comunidad internacional, con un aumento de actos terroristas incluidos aquellos motivados por intolerancia y fundamentalismo.
Señor Presidente
La Argentina condena el terrorismo en todas sus formas y manifestaciones. Al mismo tiempo, estamos convencidos de que el marco general en el cual se busque cualquier respuesta frente al terrorismo debe ser siempre el absoluto respeto del derecho internacional, del derecho internacional humanitario, el derecho internacional de los derechos humanos y de los propósitos y principios consagrados en la Carta de las Naciones Unidas. Al respecto, una mención especial merece la resolución 1904 (2009) que creó la Oficina del Ombudsman, como una figura independiente e imparcial que revisa las solicitudes de personas, grupos, empresas y entidades que deseen ser eliminadas de la Lista Consolidada del Comité de Sanciones contra Al-Qaida.
El terrorismo constituye una amenaza a la vida y dignidad humanas, a la convivencia pacífica y a la paz y seguridad internacionales. Por ello, consideramos que la aproximación integral a la cuestión es la única que nos permitirá enfrentar con éxito este flagelo sin comprometer siglos de progreso en la consagración de derechos y garantías universales.
La trágica experiencia argentina a partir del padecimiento del terrorismo de Estado, que dio lugar a violaciones masivas y sistemáticas de derechos humanos, nos ha llevado a profundizar políticas de Estado en distintos temas de derechos humanos, en particular, en materia de memoria, verdad, justicia y reparación, así como a impulsar el desarrollo progresivo del derecho a la verdad.
Por otra parte, la Argentina ha sufrido en forma directa el terrorismo internacional, habiendo sido víctima de dos gravísimos atentados perpetrados en la ciudad de Buenos Aires: en 1992, contra la Embajada de Israel y en 1994, contra la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas (AMIA). Esta experiencia nos ha reafirmado en nuestra convicción de que el terrorismo debe combatirse en el marco del Estado de Derecho y del respeto de las garantías fundamentales. No tenemos dudas de ello y, por eso, aborrecemos la idea de que las violaciones de los derechos humanos son admisibles en determinadas circunstancias.
Nuestro país, tanto en la lucha contra el tráfico y trata de personas, ha adoptado una ley y una política migratoria que no criminaliza ni discrimina en ningún ámbito ni por ningún motivo a las personas migrantes pues reconocemos que migrar es un derecho humano, lo cual no significa descuidar una política eficaz y cooperativa en las fronteras, así como en el control del comercio ilícito de armas y en la fiscalización de estupefacientes y lucha contra las drogas ilegales, no sólo ha avanzado en sólidos marcos normativos y políticas públicas consistentes que han permitido significativos logros sino también en estrategias regionales a nivel MERCOSUR y UNASUR, porque entendemos que el esfuerzo del Estado Nacional es fundamental pero el compromiso de las regiones y de la comunidad internacional es imprescindible.
Señor Presidente,
El terrorismo no puede disociarse de la creciente complejidad de la realidad internacional. Por ello, es fundamental que esa complejidad sea abordada en el marco de un esfuerzo multilateral comprensivo sobre la base de la coordinación y la cooperación entre los Estados para prevenir y combatir eficazmente este flagelo. La lucha contra el terrorismo requiere, en primer lugar, el compromiso firme de cada Estado de combatir, a nivel nacional los actos terroristas, de no prestar asistencia a los autores o participantes en actividades relacionadas con el terrorismo y de fortalecer la legislación nacional, favoreciendo el sometimiento a juicio o la extradición de éstos. En adición, a nivel mundial, en el marco de la Estrategia Global de las Naciones Unidas contra el Terrorismo, un enfoque comprensivo del tema lleva a reforzar el trabajo conjunto, entre otros aspectos, respecto de las condiciones que propician la propagación del terrorismo y su financiación.
Los actos terroristas no pueden estar justificados por las diferencias religiosas o étnicas ni por las circunstancias económicas. Sin embargo, la tolerancia y la vigencia del Estado de Derecho, con plena inclusión social y trabajo digno proporcionan el ambiente contra la propagación del terrorismo y para luchar contra él. Detrás de todo acto terrorista suele existir un problema de marginalidad cultural, política, social, étnica o religiosa, con un componente de fundamentalismo, cuya prolongación en el tiempo ofrece un campo propicio para el desarrollo del terrorismo.
Más aún, en el caso del África, como se reconoce en la Declaración adoptada, el terrorismo pone en riesgo los esfuerzos de los Estados africanos para promover el desarrollo económico y social. Los países de la región necesitan poder dedicar sus recursos al desarrollo, sin tener que verse obligados por la realidad a desviarlos hacia el combate del terrorismo.
Al respecto, la situación en la región del Sahel nos brinda un caso paradigmático. Por un lado, para que exista desarrollo es preciso contar con condiciones básicas de seguridad y estabilidad, sin la amenaza del terrorismo. Al mismo tiempo, para alcanzar una estabilidad mínima se requiere de un enfoque comprensivo e integral. En ese sentido, celebro las palabras de S.E el Secretario General que se refirió a la necesidad de contar con la estrategia integrada de las Naciones Unidas para la región del Sahel que contemple la seguridad, la gobernanza, el desarrollo, los derechos humanos y las cuestiones humanitarias. Se requiere de una acción coordinada entre los Estados de la región que permita hacer frente a las actividades de grupos terroristas como AQIM, MUJAO y Ansar Eddine, a través de la lucha contra el tráfico ilícito de drogas y de armas pequeñas y ligeras. Las extensas fronteras terrestres y marítimas presentan un desafío particular para luchar contra las actividades de estos grupos, lo cual pone de relieve la importancia del apoyo de la comunidad internacional en materia de fortalecimiento de las capacidades del Estado.
Gran preocupación despiertan también los reiterados atentados perpetrados en algunos países africanos, incluyendo los que han tenido como objetivo Oficinas de las Naciones Unidas, como fue el caso en agosto de 2011 contra su sede en Abuja.
En particular, en materia de tráfico ilícito de armas pequeñas y ligeras, entendemos que el Tratado sobre el Comercio de Armas, adoptado por la Asamblea General el pasado 2 de abril, puede realizar un importante aporte para evitar el desvío de armas hacia grupos terroristas.
Señor Presidente,
En el África como en tantas otras regiones del mundo, la lucha contra el terrorismo requiere de cambios estructurales que pongan fin a los ámbitos de pobreza, miseria, exclusión y marginalización que son tan propicios a generar las condiciones para su desarrollo. Se requiere de una cooperación y coordinación de la comunidad internacional para hacer frente a la amenaza del terrorismo, pero también es necesario que exista un sistema económico mundial basado en la equidad, que dé respuestas a muchas de las raíces profundas del flagelo.
Asimismo, tal como se reconoce en la Declaración de la Presidencia adoptada, los esfuerzos de la comunidad internacional en la lucha contra el terrorismo deben ser complementados con los esfuerzos a nivel regional, subregional y de organismos especializados para cooperar en cuestiones de interés global. Cada región y subregión tiene sus particularidades y, como en muchas otras cuestiones, en materia de terrorismo la cooperación a nivel subregional y regional constituye un elemento esencial en el marco de una respuesta amplia y comprensiva a este flagelo.
En el caso de nuestra región, a través del Comité Interamericano contra el Terrorismo se desarrollan varios programas de intercambio de información y mejores prácticas en la materia. Asimismo, en el ámbito del MERCOSUR, se intercambia información a través del Foro Especializado de Terrorismo (FET) sobre legislación, medidas de control y armonización de normativas para permitir una mayor coordinación de los países de la subregión.
En el caso del continente africano, la Argentina apoya los pasos dados por los países africanos a nivel nacional y regional para combatir el terrorismo. En este sentido, reafirmamos la necesidad de trabajar junto a la Unión Africana para implementar la cooperación.
Señor Presidente,
En un marco más amplio pero estrechamente relacionado con la situación en el continente africano, entendemos que las operaciones de mantenimiento de la paz no constituyen una herramienta adecuada para luchar contra el terrorismo. El uso de la fuerza de manera ofensiva resulta contrario a los tres principios esenciales del mantenimiento de la paz, a saber: consentimiento de las partes, imparcialidad y uso de la fuerza en defensa propia o del mandato.
Más aún, entendemos que permitir a las operaciones de mantenimiento de la paz un uso ofensivo de la fuerza, con el fin de combatir la acción de elementos terroristas, podría transformar a las Naciones Unidas en partícipe de un conflicto interno asimétrico, minando su legitimidad y poniendo en riesgo su personal encargado de tareas humanitarias, de desarrollo y de protección de los derechos humanos. En todo caso, la inclusión de una dimensión de imposición de la paz en las operaciones de mantenimiento de la paz nos exige profundidad en la reflexión y responsabilidad en la acción. Para la Argentina, es evidente que ello requiere de un debate amplio en el que participen todos los miembros de las Naciones Unidas y se evalúen los elementos con los que debe contar la organización para afrontar estas situaciones.
Señor Presidente,
En el ámbito de este Consejo, las cuestiones africanas ocupan parte de nuestro análisis y reflexión. Por lo general, tendemos a centrarnos en las situaciones de conflicto y otros aspectos que no son tan positivos. Sin embargo, la Argentina está convencida de que son muchos los progresos que han logrado los Estados africanos, la Unión Africana y otras organizaciones subregionales en la prevención de los conflictos y en el mantenimiento y la consolidación de la paz. Asimismo, han avanzado en materia de promoción y protección de los derechos humanos, consolidación de la democracia y vigencia del Estado de derecho y del orden constitucional. La Argentina apoya firmemente este proceso y pone a disposición toda su experiencia de los últimos años y nuestra capacidad de cooperación para combatir este flagelo y contribuir a erradicar sus causas estructurales.
En el mismo sentido, consideramos que es importante identificar los desafíos pendientes para el África en materia de lucha contra el terrorismo reconociendo, al mismo tiempo, los amplios logros alcanzados, incluidos: el mayor grado de ratificación de instrumentos internacionales en materia de lucha contra el terrorismo, la adopción de legislación relacionada con el financiamiento del terrorismo, el progreso en materia de control de fronteras, el incremento de la cooperación y coordinación entre los Estados de la región y el avance en materia de respeto de los derechos humanos en el combate al terrorismo.
Los progresos son significativos. Al mismo tiempo, tenemos numerosos desafíos por delante en materia de lucha contra el terrorismo, tanto en el África como a nivel internacional. La solidaridad y la cooperación, en el marco del pleno respeto de la soberanía de los Estados, siguen siendo nuestras mejores herramientas.
Muchas gracias.