Intervención de la Representante Permanente de la República Argentina, Embajadora María del Carmen Squeff
14 de octubre
Muchas gracias, Señor Presidente:
Quisiera en primer lugar felicitarlo a usted y a los demás miembros de la Mesa por su elección como autoridades de esta Comisión, deseándoles el mayor de los éxitos y asegurándole que puede contar con nuestro apoyo.
La Argentina adhiere plenamente a las intervenciones formuladas a nombre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, el MERCOSUR y los Estados Asociados, el Grupo de Amigos del Español y el Grupo de los 77 y China. Agradecemos asimismo la intervención de Nicaragua a nombre del Sistema de la Integración Centroamericana.
Señor Presidente:
Mi país se enorgullece de haber acompañado desde el primer momento el proceso de descolonización y quisiera reafirmar hoy su pleno respaldo a la Asamblea General y su Comité Especial de Descolonización como órganos rectores de dicho proceso.
A 60 años de la adopción de la resolución 1514 (XV), que proclamó la necesidad de poner fin al colonialismo en todas sus formas, persisten todavía 17 situaciones coloniales que deben ser resueltas atendiendo a las especificidades de cada caso.
Las Naciones Unidas han considerado en muchas ocasiones la Cuestión de las Islas Malvinas y han adoptado múltiples resoluciones al respecto. Hace ya 55 años, la Asamblea General adoptó la resolución 2065 (XX), a través de la cual reconoció expresamente la existencia de una disputa entre la Argentina y el Reino Unido sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes e instó a las dos partes a mantener negociaciones para encontrar una solución definitiva a la controversia.
Desde entonces, ese mandato fijado por esta Asamblea ha sido renovado hasta nuestros días, y cuenta además con el apoyo de diversos organismos y foros internacionales, regionales y birregionales, como el Mercosur, la Organización de Estados Americanos (OEA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), las Cumbres Iberoamericanas, la Cumbre de América del Sur y Países Árabes (ASPA), la Cumbre de América del Sur y África (ASA) y el Grupo de los 77 y China.
A pesar de ello, el Reino Unido continúa desoyendo ese llamado, incumpliendo con sus obligaciones respecto a la descolonización. Ante esta reiterada negativa, hemos solicitado al Sr. Secretario General que renueve sus esfuerzos en la misión de buenos oficios que le fuera encomendada a través de la resolución 37/9 de la Asamblea General a fin de asistirnos a las partes para reanudar las negociaciones de soberanía. Confiamos en que los buenos oficios contribuyan a que las dos partes en la disputa demos cumplimiento a lo dispuesto por la comunidad internacional.
Señor Presidente:
La Argentina defiende el derecho a la libre determinación de los pueblos en todos aquellos casos en que tal derecho es de aplicación.
No puede tolerarse en pleno siglo XXI la sujeción de pueblo alguno a la subyugación, dominación, explotación colonial u ocupación extranjera. Sin embargo, debe tenerse presente también que “libre determinación” y “descolonización”, no son sinónimos. El derecho a la libre determinación no es un derecho reconocido a toda población humana, sino a los “pueblos”. En el caso de las Islas Malvinas, si bien se trata de una situación colonial, difícilmente se podría considerar que sus habitantes hayan sido alguna vez sometidos a subyugación, dominación o explotación colonial extranjera. No existe allí un “pueblo” que pueda ser titular de la libre determinación, sino un conjunto de habitantes descendientes de los colonos británicos que en el siglo XIX fueron trasladados a una porción del territorio argentino ocupado ilegalmente como resultado de un acto de fuerza desde 1833.
Reconocer el derecho a la libre determinación de una población que no se distingue de aquella de la metrópoli representaría una distorsión de este derecho humano, como consecuencia de una interpretación forzada y errónea que tendría por finalidad legitimar una ocupación ilegal que quebranta la integridad territorial de un Estado.
A raíz de ello, ninguna de las resoluciones adoptadas por la Asamblea General o el Comité Especial de Descolonización hace referencia a un pretendido derecho a la libre determinación de quienes habitan en las Islas Malvinas. Más aún, es por ello que la Asamblea General expresamente rechazó en 1985 dos intentos del Reino Unido que buscaban introducir enmiendas a la resolución para incorporar referencias a la libre determinación.
Mientras que la Argentina ha acompañado siempre el proceso de descolonización y apoyado el ejercicio de la libre determinación en los casos que corresponde, no puede decirse lo mismo del Reino Unido, quien tras el resultado de la Opinión Consultiva de la Corte Internacional de Justicia sobre las consecuencias jurídicas de la separación del Archipiélago de Chagos de Mauricio y la resolución de la Asamblea General que le siguió, aún se niega a cumplir con su responsabilidad de completar la descolonización de Mauricio mediante la restitución de dicho territorio.
Señor Presidente:
La Argentina no tiene nada contra los habitantes de las islas. En los años que siguieron a la adopción de la resolución 2065 (XX), la Argentina y el Reino Unido entablamos negociaciones en las cuales se evaluaron distintas alternativas para resolver la controversia. En muchas de ellas se contempló la restitución del ejercicio de soberanía a la Argentina. En paralelo, el Gobierno argentino llevó adelante medidas que repercutieron positivamente en la vida de los isleños. En aquella época fue la Argentina quien construyó el primer aeropuerto en las islas y proveyó combustible y facilidades sanitarias y de educación a sus habitantes.
Ese compromiso con el respeto del modo de vida y los intereses de los isleños ha sido sostenido por todo Gobierno democrático argentino, e incluso ha sido incorporado en la Constitución. No puede acusarse a la Argentina de negar a nadie tales derechos. No tenemos el menor deseo de integrar por la fuerza a la población civil de las islas, ni de alterar su modo de vida.
Sin embargo, ello no puede erigir a los habitantes de nuestras Islas Malvinas en titulares de un pretendido derecho a la libre determinación. Tampoco significa que podamos aceptar que el Reino Unido continúe llevando adelante actos unilaterales en el área en disputa. Estos actos incluyen la explotación unilateral e ilegal de los recursos naturales renovables y no renovables en una clara violación de lo dispuesto por la resolución 31/49 de esta Asamblea General. Más aún, las Islas Malvinas se han convertido en sede de una base militar de proporciones injustificables y en escenario de ejercicios militares que no hacen más que llevar tensión a una región del mundo caracterizada como zona de paz y cooperación, según la resolución 41/11 de la Asamblea General que exhorta a los Estados de todas las demás regiones, en especial a los Estados militarmente importantes, a que respeten escrupulosamente la región del Atlántico Sur como zona de paz y cooperación, en particular mediante la reducción y eventual eliminación de su presencia militar.
Como ha señalado el Presidente Alberto Fernández en su intervención en el Debate General de la Asamblea General, la Argentina tiene “… la firme convicción de que las resoluciones de esta Organización deben ser cumplidas por todos los países que la integran”.
Señor Presidente:
El Siglo XXI nos ha traído desafíos propios que hasta hace poco tiempo resultaban impensados. La erradicación del colonialismo es un desafío que debió haberse completado hace ya tiempo. Es por ello que una vez más extendemos al Reino Unido la invitación a retornar a la mesa de negociaciones y a que juntos busquemos la mejor forma de poner fin a esta disputa innecesariamente prolongada.
No se puede continuar negando eternamente la realidad. La disputa de soberanía existe, y ambos Gobiernos estamos llamados a reanudar el diálogo que supimos mantener en el pasado para encontrarle una solución pacífica y definitiva. A tal fin, la Argentina continuará apostando al derecho internacional, la diplomacia y el multilateralismo e invita al Reino Unido a comprometerse en la misma senda en la convicción de que ya no hay lugar para el colonialismo en el siglo XXI.
Muchas gracias, señor Presidente.