Formularé ahora una declaración
en mi carácter de representante de la Argentina.
Sin duda, hoy en este debate de lo que estamos ha‑
blando es de la forma, o, mejor dicho, de las formas,
que conjugan el cómo con el con qué. Lo que en este
debate estamos tratando son los métodos de trabajo que
cotidianamente ocupan la responsabilidad del Consejo.
Es el pensar y acordar los mecanismos de acción y los
procesos de toma de decisiones. Es la respuesta —las
respuestas— que una y otra vez vamos buscando para
asumir más coherencia, más consistencia, para desarro‑
llar con más eficacia y transparencia las herramientas y
los modos, las formas y las prácticas que nos permitan
cumplir con lo que debemos hacer.
¿Qué debemos hacer? Eso lo sabemos; lo establece
con nitidez la Carta de las Naciones Unidas, imperativa‑
mente. ¿Cómo podemos y debemos trabajar en este ór‑
gano para que nuestro accionar cotidiano no contradiga
nuestro trascendente deber? Ese es el desafío. Al propo‑
nernos responder estas preguntas, lo que tenemos ante
nosotros es la imagen de la caja de herramientas. Po‑
dríamos creer que están todas las herramientas allí. Sin
embargo, un día nos damos cuenta de que faltan nuevas
herramientas. Algunas son más apropiadas, y hay que
desechar las ineficientes. Pero hay que conservar las
que resultan necesarias. Este penser faire no es a todo o
nada, y lo decimos como miembros no permanentes del
Consejo de Seguridad. No es permanecer esclavos de la
rigidez que ata las manos, pero tampoco es declararnos
destructores de todo lo hecho, y víctimas de febriles in‑
novaciones, y amputar las manos que se requieren para
hablar con prudencia y actuar con lucidez.
En el Grupo de Trabajo Oficioso sobre Documen‑
tación y Otras Cuestiones de Procedimiento, el debate
se centra en el diálogo; también aquí. Es una cuestión
de conservar lo que es legítimo y eficaz y crear lo que
hace falta. Es armonizar, reducir los aspectos opacos y
las arbitrariedades. Es como en las matemáticas: reco‑
nocer que los métodos de trabajo son válidos en cuanto
son validados por sus resultados. Es sembrar capacidad
entre la arena y la roca. Es fundar nuestras prácticas
y procedimientos en su legitimidad normativa, su vali‑
dez práctica, su legitimidad ética, su necesidad política.
Quiero agradecer a los colegas las palabras que
han dirigido a la delegación de la Argentina. En reali‑
dad, lo que me gustaría hacer, bajo el síndrome de final
de mandato, como miembro, es expresar la gratitud de
la delegación de la Argentina, porque durante estos dos
años hemos gozado del acompañamiento y la participa‑
ción de todos los miembros del Consejo para la adop‑
ción, hasta ahora, de seis notas de la Presidencia a que
han hecho referencia distintos colegas.
El diálogo con los países que aportan contingentes
y fuerzas de policía fue presentado por la Argentina,
al igual que la entrega de la Presidencia de los órganos
subsidiarios. Pero el diálogo con los países no miembros
y órganos fue, y es, una iniciativa de Australia. El diá‑
logo entre los miembros del Consejo es una iniciativa
del Pakistán.
También nos abocamos a temas que venían siendo
tratados con anterioridad sin poder encontrar el consen‑
so. Por ejemplo, la nota de la Presidencia S/2014/739 re‑
cientemente aprobada, relativa a la lista de oradores, fue
una iniciativa de la Federación de Rusia. También está la
nota de la Presidencia sobre los redactores (S/2014/268)
que, como se dijo, constituyó el primer pronunciamien‑
to del Consejo respecto de este tema. Creo que todas las
notas han sido importantes y necesarias. Por supuesto,
no son todas las que nos merecemos o necesitamos, o
que siquiera podamos considerar suficientes.
Me interesa ahora volver a agradecer a la Fiscal
de la Corte Penal Internacional, Sra. Fatou Bensouda, y
a la Ombudsman del Comité del Consejo de Seguridad
dimanante de las resoluciones 1267 (1999) y 1989 (2011)
relativas a Al-Qaida y las entidades y personas asocia‑
das. Es bueno hablar y marcar lo que logramos, pero
también es honesto decir lo que la Argentina no pudo
lograr como Presidente del Grupo de Trabajo Oficioso
sobre Documentación y Otras Cuestiones de Procedi‑
miento, tal vez porque no sea el tiempo, o tal vez porque
se necesite pensar y repensar estas iniciativas.
Estos dos temas que propusimos se refieren a la
responsabilidad institucional del Consejo. Por una par‑
te, hemos mantenido que la relación entre el Consejo y
la Corte Penal Internacional no puede limitarse a reci‑
bir en una reunión pública los informes de la Fiscal, y
no hacer ningún seguimiento de las cuestiones que ella
plantea. Es cierto que la Corte es independiente, y el
Consejo sostiene firmemente este principio. Pero esto
no significa que sea un órgano aislado o que debemos
desentendernos de las remisiones que hacemos. Hago
mías las palabras de la Fiscal sobre el debido proceso en
la lista de sanciones.
Cuando comenzamos la presidencia del Grupo de
Trabajo Oficioso sobre Documentación y Otras Cuestio‑
nes de Procedimiento, presentamos una propuesta para
contemplar la aplicación —no bajo el mismo formato,
sino con más flexibilidad— de un principio a través de
la figura de la Ombudsman. El principio es el debido
proceso. Esta propuesta, desafortunadamente, no ha en‑
contrado el apoyo necesario hasta ahora. Pero nosotros,
desde donde estemos, seguiremos apoyando el debido
proceso en todos los comités de sanciones. Hago mías
las palabras de la Ombudsman.
Finalmente, quisiera agradecer a todos los miem‑
bros del Consejo, incluidos los que terminaron su man‑
dato a finales de 2013 su apoyo en el Grupo de Trabajo
Oficioso. Doy también las gracias a todos los Estados
Miembros de las Naciones Unidas, que hoy participan
en este debate. Doy las gracias asimismo a las organi‑
zaciones no gubernamentales y a las universidades que
nos acompañaron con sus demandas e iniciativas duran‑
te este tiempo.
Seguimos convencidos de que propiciar una real
apertura en las modalidades de construcción de la in‑
formación, el conocimiento y la comprensión de las
distintas situaciones y de todas las dimensiones de un
conflicto potencial o real, implementar procesos de
adopción de decisiones inclusivos, desarrollar planes de
acción realistas y estratégicos, establecer mecanismos
consistentes de rendición de cuentas, que resulten ac‑
cesibles y transparentes para los Estados Miembros y la
comunidad internacional en su conjunto , son aspectos
sustantivos de este Grupo de Trabajo Oficioso.
Reconocemos con igual intensidad que se necesita
más participación y más debate. En la nota 507 de la
Presidencia se sugiere que limitemos nuestras interven‑
ciones a cinco minutos, y tratamos de respetar ese pla‑
zo. En mi caso, rara vez he podido cumplirlo. Realmen‑
te, entiendo que el uso del tiempo debe ser democrático,
es decir, eficiente; pero también entiendo que nos falta
mucho por dialogar entre nosotros. Nos falta mucha sin‑
ceridad entre nosotros. Nos falta una política que deno‑
minaría “crear un lugar para las víctimas”, un lugar de
dignidad para garantizar que haya menos víctimas. Sa‑
biendo que es tan inevitable que el agua moje, también
sabemos que los métodos de trabajo pueden y deber ser
cada vez mejores.
Con esta convicción vuelvo a agradecer y con esta
convicción reconozco que no es todo malo en el Consejo
de Seguridad. A los miembros que van a entrar como no
permanentes les digo que pueden hacer, pueden transfor‑
mar, pueden incidir. Y mientras asumimos y nos conta‑
giamos de coraje, debatiremos en la Asamblea General la
necesaria reforma del Consejo de Seguridad.