Intervención del Ministro Plenipotenciario de la República Argentina, Maria Paula Mac Loughlin
22 de octubre
Señor Presidente:
La Argentina otorga un tratamiento prioritario a la cuestión del desarme nuclear y ha realizado importantes esfuerzos en la materia, como reflejo de un compromiso claro y sostenido con el desarme y la no proliferación nuclear.
Nuestro país mantiene un activo programa nuclear con fines exclusivamente pacíficos en el marco del más estricto respeto a las normas consagradas en el Tratado sobre la No Proliferación Nuclear de las Armas Nucleares (TNP).
Para la Argentina, el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares es la piedra angular del régimen de desarme, no proliferación nuclear y usos pacíficos de la energía nuclear. La Argentina presidirá la próxima Conferencia de Revisión en 2020, que marca el 50 aniversario de su entrada en vigor, y que se vislumbra como una oportunidad para reafirmar el compromiso de los Estados Parte con el equilibrio de obligaciones y derechos que aún hoy, luego de más de 50 años, consideramos vigentes.
Señor Presidente:
Este año se conmemoran 25 años de la entrada en vigor del Acuerdo entre la Argentina y Brasil, la Agencia Brasileño-Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC) y el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) para la aplicación de salvaguardias, conocido como Acuerdo Cuatripartito. La ABACC representa, un ejemplo inédito, y una contribución tangible a la paz y la seguridad internacionales.
En la declaración conjunta sobre política nuclear, de julio de este año, la Argentina y Brasil declararon su satisfacción porque aquel instrumento posibilitó la aplicación eficaz, por parte de ABACC y OIEA, de las inspecciones de verificación en ambos países para dar garantías robustas a la comunidad internacional del uso exclusivamente pacífico de la energía nuclear, para el desarrollo científico, tecnológico, económico y social de ambas naciones.
Señor Presidente:
La Argentina es parte, además, de una región que ha estado históricamente en la avanzada cuando se trata de desarme y no proliferación. La contribución a la paz y la seguridad a nivel regional y global que significó el Tratado de Tlatelolco, que ya tiene 52 años, ha sido real y efectiva. No sólo porque fortaleció el compromiso de nuestros países con el desarme y la no proliferación, sino porque, a través de sus Protocolos, los países poseedores de armas nucleares se han obligado a no violar el estatuto de la región como zona libre de armas nucleares. Tales compromisos deben ser honrados y fortalecidos, y llamamos a quienes corresponda a que revisen sus declaraciones interpretativas que condicionan el objeto y el fin del Tratado de Tlatelolco.
Sin embargo, América Latina y el Caribe es la única región del mundo que jamás tuvo la oportunidad de conducir el Organismo Internacional de Energía Atómica en sus más de 60 años de existencia.
El OIEA es un organismo que requiere antecedentes relevantes y conocimientos muy específicos. La Argentina presentó la candidatura del Emb. Rafael Mariano Grossi a la Dirección General de ese Organismo. El Emb. Grossi es un diplomático de carrera; con más de 35 años de experiencia profesional en el campo de la no proliferación y el desarme; ocupó las posiciones más relevantes en la temática a nivel internacional, habiendo sido Jefe de Gabinete del OIEA y Director General adjunto para asuntos políticos.
El Emb. Grossi aportará la experiencia técnica y el liderazgo diplomático necesarios para garantizar que el OIEA siga siendo la institución internacional indispensable e indiscutible en el campo nuclear, manteniendo su sólida reputación y proyectándola en los desafíos futuros.
Señor Presidente,
En junio pasado, la Argentina fue sede de la Reunión Plenaria de la Iniciativa Global para Combatir el Terrorismo Nuclear (GICNT por sus siglas en inglés). Este encuentro permitió a los países socios y observadores oficiales revisar los resultados y progresos realizados en los dos últimos años en materia de detección nuclear, análisis forense nuclear y respuesta y mitigación, aportando a la construcción de una visión estratégica para avanzar en los próximos años.
En el entendido que el desarme demanda contribuciones prácticas al nivel técnico, los elementos sobre verificación recomendados por el Grupo de Expertos Gubernamentales sobre el Tratado de prohibición de la producción de material fisible, las recomendaciones del Grupo de Expertos Gubernamentales sobre Verificación del Desarme Nuclear y la iniciativa IPNDV son pasos positivos en esta dirección.
Avanzar hacia un mundo libre de armas nucleares se logrará solo cuando se cuente con la voluntad política y la flexibilidad de todos los Estados Miembros. En tal contexto, reiteramos la relevancia del Tratado para la Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (TPCEN), y creemos que es una medida concreta que permitirá crear confianza y posibilitará avanzar hacia un mundo libre de armas nucleares. Para ello es necesaria su pronta entrada en vigor, a través de la firma y ratificación del mismo por todos los países del Anexo II sin precondiciones.