11 de Febrero de 2011: Debate abierto sobre “Mantenimiento de la paz y la seguridad: interdependencia entre seguridad y desarrollo.
Sra. Presidenta: Permítame que mis primeras palabras sean para celebrar que esté usted presidiendo esta importante sesión. Desde América Latina y el Caribe vemos con mucha satisfacción este verdadero éxito político que ha producido la misión del Brasil al convocarnos a este debate. No solamente la cuestión de la interdependencia entre seguridad y desarrollo es esencial a la vida de la Organización, sino que además la capacidad de convocatoria que la República del Brasil ha demostrado en términos de mensurar la cantidad de Ministros y Viceministros de Relaciones Exteriores que han participado en el día de hoy testimonia y habla a las claras de la importancia que esta iniciativa del Brasil está teniendo en el día de la fecha.
El mantenimiento de la paz y la seguridad internacionales es una condición indispensable —como dijera recién— para el desarrollo económico y social de los pueblos, objetivo esencial que debe guiar el accionar de las Naciones Unidas. Es por ello que resulta fundamental el desarrollo de un sistema de seguridad colectiva transparente y democrático, con instituciones multilaterales consolidadas que sirvan al cumplimiento del derecho internacional y que estimulen el desarrollo.
En determinadas condiciones, el escaso nivel de desarrollo relativo de uno o más países puede propiciar o influir negativamente en una situación de conflicto interno o internacional, o bien conceder un marco propicio a las amenazas no tradicionales a la paz y la seguridad como el terrorismo, el tráfico ilícito de armas, el tráfico de drogas, la delincuencia organizada trasnacional, los delitos cibernéticos y la piratería, entre otros.
Esta idea de una sensible interdependencia entre seguridad y desarrollo no es por cierto nueva. Por ello, es evidente que el Consejo de Seguridad no debe asumir las responsabilidades de otros órganos del sistema tales como la Asamblea General, el Consejo Económico y Social, la Comisión de Consolidación de la Paz o el Banco Mundial.
Es claro también que las operaciones de mantenimiento de la paz no pueden convertirse en operaciones de desarrollo que cumplan el papel del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo u otras agencias. El eje de la cuestión radica más bien en reflexionar acerca de la manera en que el Consejo debe tener en cuenta las cuestiones de desarrollo en sus decisiones relativas a la paz y la seguridad, para que estas sean más efectivas. Al respecto, una tarea aún por cumplir es la mejora de los métodos de trabajo del Consejo de Seguridad y de su relación con la Asamblea General, a fin de permitir una interacción más fluida y transparente con los otros actores del sistema de las Naciones Unidas con mandatos relacionados con el desarrollo.
Aquí la posición del Consejo deberá ser la de escuchar a estos organismos y considerar sus puntos de vista antes que la de imponerle sus prioridades. Ello contribuiría a que el Consejo de Seguridad contara con mayores elementos al evaluar sus decisiones respecto del mantenimiento, retiro o reconfiguración de una misión de paz determinada, en particular, respecto del grado de estabilidad alcanzada en el terreno.
En ese sentido, es evidente que en casos como el de Haití el mero cumplimiento de las condiciones mínimas de paz y estabilidad, sin una evolución correlativa en materia de desarrollo institucional, económico y social, es una condición necesaria pero no suficiente para considerar el retiro de la misión. Como ha sucedido en situaciones similares en el pasado, un retiro apresurado podría llevar al deterioro de la situación de seguridad costosamente obtenida.
En ese sentido, permítaseme recordar un concepto que se ha venido desarrollando desde hace algún tiempo, que sostiene que los esfuerzos de mantenimiento y consolidación de la paz deben ser implementados en paralelo, y no de manera secuencial. Este concepto, junto con el de la planificación integrada de las operaciones de paz, puede ayudar tanto a reducir la duración de la presencia de tropas en el terreno como a mitigar el riesgo de resurgimiento del conflicto por cuestiones vinculadas precisamente a la falta de desarrollo.
Como ya fuera señalado en distintas declaraciones presidenciales de este Consejo, la consolidación de la paz es mediadora entre el mantenimiento de la paz y el desarrollo sostenible después de un conflicto, por lo que requiere ser abordada con un enfoque integrado que refuerce la coherencia entre las actividades de seguridad y el desarrollo mediante la promoción de los derechos humanos y el estado de derecho. En ese sentido, es preciso destacar la necesidad de una mayor coordinación en el trabajo de los donantes bilaterales y multilaterales, que en cualquier caso debe ser llevada a cabo por las Naciones Unidas, de acuerdo con las prioridades establecidas por las autoridades locales.
Misión Permanente Argentina ante Las Naciones Unidas