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Reunión Ministerial del Grupo de Amigos de la Alianza de Civilizaciones de las Naciones Unidas (UNAOC)

Intervención del Director de Organismos Internacionales de la Cancillería Argentina, Ministro Ricardo Bocalandro

27 de septiembre

 

En la actualidad, unos 1.850 millones de personas en el mundo tienen entre 10 y 24 años, es decir un 24% del total de la población. Es la primera vez que hay tantos jóvenes. La mayoría de ellos, se encuentran en países en desarrollo y a menudo constituyen una gran proporción de la población. Muchos de ellos no tienen la posibilidad de participar e integrarse plenamente en la sociedad.

La falta de sentido a la vida y de un horizonte claro hacia el cual dirigirse, es algo que debe interpelarnos tanto a los Estados como también a la sociedad civil en su conjunto.

La falta de igualdad de oportunidades hace que muchos jóvenes se queden en el camino y que no encuentren un motivo por el cual seguir adelante. Esto, lamentablemente, permite que sean susceptibles de caer en adicciones, acciones delictivas y en muchas otras ocasiones que sean captados por grupos radicalizados para unirse a sus filas, bajo la promesa de una causa por la cual luchar, supuestamente brindándoles una vida mejor, así como contención.

Jóvenes víctimas que terminan convirtiéndose también en victimarios. No podemos permitir que esto siga sucediendo.

Por ello, nos encontramos frente a una gran problemática, pero también ante un importante desafío y oportunidad.

Cuando los jóvenes son capacitados o cuando les tendemos la mano para darles oportunidades y les decimos que en su capacidad para convertirse en motores del cambio, ellos se convierten en agentes multiplicadores y en protagonistas del desarrollo de sociedades más inclusivas.

Uno de nuestros principales objetivos como Estado, es trabajar cada día en la construcción de una sociedad mejor con más paz, justicia, convivencia social, respeto a la diversidad, e igualdad de oportunidades para todos.

En este sentido, consideramos que trabajar con jóvenes en el desarrollo de programas que incentiven la cultura del encuentro y del diálogo intercultural e interreligioso puede ser una poderosa herramienta para el desarrollo de sociedades más resilientes, capaces de hacer frente a conflictos que, frecuentemente, nacen sobre la base de prejuicios, discriminación e intolerancia. 

Es por ello que, a partir del capítulo "Jóvenes" de la Alianza de las Civilizaciones, sostenemos que sería oportuno trabajar en el empoderamiento de las nuevas generaciones en un programa de “herramientas para el diálogo (intercultural e interreligioso) y educación para la paz”, que tenga por objetivo contribuir al desarrollo de sociedades más estables, inclusivas y pacíficas que sean capaces de defender los valores de la coexistencia y el mutuo entendimiento.

Por último, cabe mencionar que es bueno tener presente las palabras del Papa Francisco quien a través de su encíclica “Laudato Sí”, nos llama a dejar de lado aquello que nos diferencia, a trascender todo lo que nos separa, a trabajar en unidad y a encontrar lo que tenemos en común, ya que es de esa manera como podremos alcanzar más y mejores espacios de diálogo. Así, podremos concretar respuestas integrales e interdependientes en favor de nuestras sociedades actuales y, especialmente, de las generaciones futuras.